El ruido procedente de los buques

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El ruido de los buques puede tener efectos negativos tanto en los humanos como en la vida marina.

El ruido en los buques

El ruido continuo a bordo de los buques puede tener un efecto negativo en la salud humana. La OMI adoptó, en 2012 una regla del Convenio internacional para la seguridad de la vida humana en el mar (Convenio SOLAS) que requiere que los buques sean construidos para reducir el ruido de a bordo y para proteger al personal del ruido, de conformidad con lo dispuesto en el Código sobre niveles de ruido a bordo de los buques. El Código establece límites obligatorios para el nivel de ruido en los espacios de máquinas, los puestos de control, los talleres, los alojamientos y otros espacios a bordo de los buques.

El Convenio sobre el trabajo marítimo, 2006, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), también contiene prescripciones con respecto a la prevención del riesgo de exposición a niveles peligrosos de ruido a bordo de los buques.

El ruido submarino y sus efectos en los mamíferos marinos 

Estudios han demostrado que la emisión de ruido submarino generado por el transporte marítimo puede tener consecuencias negativas tanto a corto como a largo plazo en la fauna marina, en especial en los mamíferos marinos. La cuestión del ruido submarino y sus efectos en los mamíferos marinos fue tratada por primera vez en la OMI en 2004. Se constató que el ruido antropogénico continuo era originado primordialmente por el transporte marítimo. Teniendo en cuenta que los buques navegan en aguas internacionales de forma habitual, la respuesta para gestionar ese ruido tiene que ser coordinada internacionalmente.

Directrices para reducir el ruido submarino

En 2014 la OMI aprobó directrices para reducir el ruido submarino generado por los buques mercantes. Habida cuenta de las complejidades asociadas con el proyecto y la construcción de buques, las directrices se centran en las fuentes primarias de ruido submarino: las hélices, la forma del casco, la maquinaria de a bordo, así como varios aspectos operacionales y recomendaciones de mantenimiento como la limpieza del casco.

Buena parte, si no la mayoría, del ruido submarino se debe a la cavitación de la hélice (la formación e implosión de cavidades de vapor de agua ocasionada por la disminución y el aumento de presión que se produce a medida que el agua pasa por la pala de la hélice). La cavitación genera ruidos en una banda ancha de frecuencias y picos discretos en los armónicos de la frecuencia del paso de la pala en el espectro acústico submarino. Las cuestiones relacionadas con la maquinaria de a bordo y las modificaciones operacionales también son pertinentes.

Las directrices también incluyen definiciones y normas para la medición del ruido submarino.

Cuando se adoptaron las directrices, se tomó nota de que el todavía existían considerables lagunas de conocimientos y que los niveles de ruido en el medio marino y la contribución de las distintas fuentes constituían una cuestión compleja. Por ello, era prematuro establecer objetivos futuros respecto de los niveles de ruido submarino procedente de los buques y era necesario proseguir la investigación, en particular con respecto a la medición y notificación del sonido submarino procedente de los buques. El Comité invitó a los Estados Miembros interesados a presentar propuestas en las próximas sesiones.

Revisión de las Directrices

Siguiendo las instrucciones del Comité de protección del medio marino (MEPC) en 2021, el Subcomité de proyecto y construcción del buque (SDC) de la OMI ha estado revisando las Directrices de 2014. El SDC en su 9º periodo de sesiones en enero de 2023 acordó las Directrices revisadas, para su presentación al Comité de protección del medio marino (MEPC 80) en julio de 2023. Más información sobre el proyecto de directrices revisadas aquí.

Asociación mundial para la Mitigación del ruido submarino procedente del transporte marítimo

El Departamento de asociaciones y proyectos (DPP) de la Secretaría de la OMI ha presentado una oferta de proyecto al Fondo para el Medio Ambiente Mundial (en enero de 2022). Se trata de buscar financiación para un proyecto titulado "Asociación mundial para la Mitigación del ruido submarino procedente del transporte marítimo (Asociación GloNoise)" y el objetivo general del proyecto es establecer una asociación mundial de partes interesadas, con un fuerte enfoque en los países en desarrollo, para hacer frente al ruido submarino procedente del transporte marítimo.

Zonas marinas especialmente sensibles y medidas de organización del tráfico

El ruido submarino y sus efectos en la vida marina también han sido tomados en cuenta a través de las "zonas marinas especialmente sensibles" adoptadas por la OMI. Se considera que estas zonas merecen una protección especial, por su importancia ecológica, socioeconómica o científica reconocida, o porque puedan ser vulnerable a los daños resultantes de las actividades marítimas internacionales. De esta forma, pueden adoptarse medidas de organización del tráfico para proteger la vida marina en conexión con una zona marina especialmente sensible.

La OMI ha adoptado una serie de medidas de organización del tráfico para proteger ballenas y otros cetáceos de las colisiones con buques durante las temporadas de cría, alejando los buques de ciertas zonas. Estas medidas, por tanto, también pueden tener un efecto positivo al reducir los efectos del ruido submarino.  (Haga clic para leer el artículo "Routing for Whales").

Ruido procedente de las operaciones de dragado

El ruido también ha sido discutido en el contexto de la labor del Protocolo y Convenio de Londres sobre la protección del medio marino de la contaminación del mar por vertimiento de desechos y otras materias. Las actividades y el material de dragado es la principal fuente de vertidos permitidos en el mar en el marco de estos tratados, y son también una fuente de ruido antropogénico.

La Asociación Mundial de Dragado (WODA) ha enviado orientaciones técnicas sobre el sonido submarino en relación con el dragado a los Grupos científicos del Convenio y del Protocolo de Londres, asesorando a las personas encargadas de tomar decisiones, las partes interesadas y los científicos sobre el modo de hacer frente a los efectos del sonido submarino debido principalmente a las actividades de dragado.

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