Otras cuestiones de seguridad
La seguridad de la vida en el mar ha sido objeto de preocupación de la OMI desde sus inicios, y durante este tiempo se han adoptado muchas normativas y convenios para mejorar las condiciones de seguridad operacionales.
Una manera de asegurar que se emprenden acciones antes de que ocurra un desastre es utilizando el proceso conocido como evaluación formal de la seguridad. Este ha sido descrito como "un proceso sistemático y racional para evaluar los riesgos asociados con la actividad del transporte marítimo y para evaluar los costes y beneficios de las opciones de la OMI para reducir dichos riesgos".
Los buques de pasaje – que, en general, se definen como buques que transportan a más de 12 pasajeros- en travesías internacionales deben cumplir todas las reglas pertinentes de la OMI, incluyendo aquellas establecidas en el Convenio de líneas de carga y en el Convenio SOLAS.
Los buques de pasaje que operan hoy en día están sujetos a una amplia gama de nomas y convenios que abarcan todos los aspectos de la construcción naval y la explotación de los buques. Una serie de incidentes ocurridos a lo largo de los años han conducido a la introducción de mejoras en las prescripciones relativas a la seguridad, incluyendo aquellas vinculadas a las medidas de seguridad contra incendios – tales como vías de evacuación y sistemas de protección contra incendios de los atrios grandes que se encuentran comúnmente en los buques dedicados a cruceros-, así como las vinculadas a los dispositivos y medios de salvamento.
Las reglas que abarcan el transporte de productos químicos en buques se recogen en el Convenio internacional para la seguridad de la vida humana en el mar, 1974 (SOLAS) y en el Convenio Internacional para prevenir la contaminación por los buques, 1973, modificado por el correspondiente Protocolo de 1978 o MARPOL 73/78. Las reglas cubren tanto los productos químicos transportados a granel, en quimiqueros, como los productos químicos transportados en bultos.
Durante siglos se ha empleado a bordo de los buques a prácticos con conocimiento local para guíen a los buques hacia o desde los puertos de manera segura, o donde la navegación se considera peligrosa, sobre todo cuando el capitán no esté familiarizado con la zona. Además de este conocimiento local y experiencia, los prácticos pueden proporcionar una comunicación eficiente con tierra y con los remolcadores, a menudo en lengua local. Así, los prácticos cualificados son a menudo empleados por los puertos locales o la administración marítima, y proporcionan sus servicios a los buques a cambio de unos honorarios calculados en relación con el arqueo del buque, el calado u otros criterios.